jueves, 2 de octubre de 2008

LIMITACIÓN VISUAL Y PROBLEMAS ASOCIADOS

Cuando su hijo, además de la limitación visual, presenta otros
diagnósticos como el retardo mental, la parálisis cerebral, el autismo,
la sordera, etc., la vivencia emocional se convierte en un traumatismo
para los padres y para la familia en general. El nuevo diagnóstico viene
a reforzar una situación estresante donde por lo general, se encuentran
menos caminos y se vislumbra un panorama negativo para el desarrollo
del niño.


En muchos de estos casos, la limitación visual pasa a ser una
circunstancia secundaria y existen preocupaciones en torno a lo que
implica la otra discapacidad, especialmente cuando se presentan
alteraciones que ponen en peligro la vida del individuo.

Ustedes, como padres de familia, sentirán desfallecer ante este tipo
de situaciones y a la luz de su creencia particular (sea esotérica,
religiosa, científica, etc.) pretenderán encontrar respuestas que tal vez
no satisfagan plenamente sus inquietudes. La angustia, el dolor y la
desesperanza que pueden llegar a experimentar se reducirán en la
medida en que ustedes ejecuten acciones en las cuales sigan
reconociendo a su hijo como un ser único y ante todo como un
referente de amor importante. La respuesta a “¿Qué hacer?”
Seguramente será ACTUAR, poner en marcha todas sus habilidades
para ser superiores a la circunstancia y esto se logra tomando control
de sus reacciones emocionales para no sucumbir ante el desespero
y al encontrar, mediante la claridad de sus pensamientos, las acciones
decisivas para alcanzar logros realistas, de acuerdo con la situación.
Expectativas muy altas, poco realistas, pueden generar frustración y
aumentar el dolor.

Recuerde que más allá del diagnóstico, que podría ser una manera
de rotular, están las potencialidades altas o mínimas de su hijo para
desempeñarse en el entorno. Valore en su justa medida, cada acierto
y cada dificultad. Quizás, su hijo, con limitación visual y parálisis
>cerebral no tenga todas las posibilidades de exploración del mundo
por la dificultad en sus movimientos, o si presenta rasgos autistas,
seguramente el contacto con otras personas sea mínimo o inexistente,
pero aceptando sus condiciones (algo que no es fácil) aprenderán que
aunque hay cosas que no se pueden cambiar, una nueva manera de
valorar el desempeño de su hijo, de acuerdo a sus posibilidades, le
brindará mayor tranquilidad.

Enfrentar situaciones así, requiere la participación de una red de
apoyo efectiva y en muchas ocasiones no se cuenta con ésta;
entonces, los padres de familia se sienten solos, incomprendidos
e impotentes ante lo que viven. Es imprescindible encontrar
elementos de apoyo en la misma familia nuclear y en la extensa,
en padres que enfrenten similar situación y, principalmente, en los
profesionales idóneos quienes brindarán las orientaciones
pertinentes, de acuerdo a su experiencia.

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