psicología. Existe una serie de prejuicios y de prevenciones ante esta
situación. Afortunadamente las actitudes del ciudadano común y
corriente están cambiando: no se piensa, como antes, que ir a consultar
a un psicólogo implica estar próximos a la locura o ser una persona
excesivamente conflictiva.
Se asume, hoy en día, que existen momentos de crisis naturales en
la vida en que se requiere compartir emociones y pensamientos con
una persona que escuche con imparcialidad y bajo este mismo criterio,
de objetividad, brinde orientaciones adecuadas. Sin embargo, sigue
presentándose, en ocasiones, resistencia y en psicología no se puede
trabajar sin la voluntad de la(s) persona(s) a ser intervenida(s).
En el caso de la familia de un niño o joven con limitación visual,
la renuencia a participar y desarrollar un proceso de intervención
psicológica puede acusar múltiples causas. Es necesario que los
padres reconozcan la importancia de una asesoría psicológica o
de un proceso de psicoterapia y de asistencia a talleres, escuelas
de padres, etc., como fundamento para alcanzar resultados más
satisfactorios, en determinados casos. No todas las familias
requieren el apoyo de un psicólogo, ni se necesita en todas las
etapas de un proceso de duelo; existen muchas personas con
potencialidades y habilidades disponibles para enfrentar
adecuadamente los momentos de crisis y enseñarlas a quienes
les rodean, aunque existen muchas más personas que urgen de
una red de apoyo para sobrevivir al dolor y la desesperanza. Y el
psicólogo forma parte de esa red.
Algunos padres suelen desentenderse de sus responsabilidades
en el desarrollo psicológico de los hijos. Ellos piensan “no es mi
culpa”, o “el niño es así” y consideran que es el niño (inclusive
lo piensan hasta cuando está en la edad más temprana) quien
debe asistir a psicología y que el profesional corregirá los “errores”
que se evidencian en la conducta del niño. ¡Cuestión mágica,
caramba!. Pero la responsabilidad va mas allá y abarca el
compromiso de examinar el repertorio de sentimientos y conductas
que caracterizan la relación individual con su pareja, con el hijo
y con otras personas.
Igualmente existen padres eficientes en el apoyo logístico y técnico
del desempeño de sus hijos: organizan los tiempos, espacios,
materiales y técnicas para el éxito en las actividades que desarrollarán
(elaboran materiales, aprenden Braille y abaco, acompañan a su hijo
al médico y al oftalmólogo), pero olvidan que se requiere la
implementación de ESTRATEGIAS HUMANAS que involucran
imprescindiblemente el componente afectivo y que garantizan, en mayor
medida, la felicidad de aquella persona.
del desempeño de sus hijos: organizan los tiempos, espacios,
materiales y técnicas para el éxito en las actividades que desarrollarán
(elaboran materiales, aprenden Braille y abaco, acompañan a su hijo
al médico y al oftalmólogo), pero olvidan que se requiere la
implementación de ESTRATEGIAS HUMANAS que involucran
imprescindiblemente el componente afectivo y que garantizan, en mayor
medida, la felicidad de aquella persona.
Son padres que al no abordar el conocimiento y manejo de sus
emociones, pueden ayudar eficientemente a la realización de los
trabajos escolares, pero se frustran y no saben enfrentar
situaciones como la eterna pregunta que les formula su hijo: “¿Por
qué soy ciego?”.
Así mismo descuidan esa formación de la personalidad del niño
o joven, preocupándose exclusivamente por su desempeño en las
áreas tiflológicas y en actividades competitivas pero no están atentos
a vislumbrar el mundo emocional del hijo con limitación visual.
¡Venza la desconfianza! Elimine esas barreras y busque ayuda en
el plano psicológico, cuando lo requiera. En ese espacio encontrará
la posibilidad de ser escuchado, comprendido y CONFRONTADO
(aspecto al que usted seguramente teme). Allí hay profesionales
dispuestos a crear un ambiente propicio para que usted realice la
catarsis que necesita, no pretenda encontrar frases y soluciones
mágicas: usted es el hacedor de su vida, el gestor de su resurgir,
el psicólogo es un orientador, un asesor, el acompañante en ese
proceso de crecimiento personal. Es una persona que
probablemente ha enfrentado dolores, temores, angustias y
esperanzas semejantes a las suyas. Es un ser humano dispuesto
a apoyarlos a ustedes y a su hijo en la medida de sus capacidades
profesionales y humanas.
o joven, preocupándose exclusivamente por su desempeño en las
áreas tiflológicas y en actividades competitivas pero no están atentos
a vislumbrar el mundo emocional del hijo con limitación visual.
¡Venza la desconfianza! Elimine esas barreras y busque ayuda en
el plano psicológico, cuando lo requiera. En ese espacio encontrará
la posibilidad de ser escuchado, comprendido y CONFRONTADO
(aspecto al que usted seguramente teme). Allí hay profesionales
dispuestos a crear un ambiente propicio para que usted realice la
catarsis que necesita, no pretenda encontrar frases y soluciones
mágicas: usted es el hacedor de su vida, el gestor de su resurgir,
el psicólogo es un orientador, un asesor, el acompañante en ese
proceso de crecimiento personal. Es una persona que
probablemente ha enfrentado dolores, temores, angustias y
esperanzas semejantes a las suyas. Es un ser humano dispuesto
a apoyarlos a ustedes y a su hijo en la medida de sus capacidades
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